Resumen:
Las micotoxinas son producidas principalmente por la estructura micelial de los hongos filamentosos, o más específicamente, los moldes. Estos metabolitos secundarios se sintetizan durante el final de la fase de crecimiento exponencial y parecen no tener ninguna importancia bioquímica en el crecimiento y desarrollo de hongos. La contaminación de alimentos y piensos con micotoxinas es un problema significativo para los efectos adversos en seres humanos, animales y cultivos que resultan en enfermedades y pérdidas económicas. El efecto tóxico de la ingesta de micotoxinas en humanos y animales depende de varios factores, incluyendo los niveles de ingesta, la duración de la exposición, las especies de toxinas, los mecanismos de acción, el metabolismo y los mecanismos de defensa. En general, el consumo de alimentos y piensos contaminados con micotoxinas induce efectos neurotóxicos, inmunosupresores, teratogénicos, mutagénicos y carcinógenos en seres humanos y / o animales. Las micotoxinas más significativas en términos de salud pública y perspectiva agronómica incluyen las aflatoxinas, la ocratoxina A (OTA), los tricotecenos, las fumonisinas, la patulina y los alcaloides del cornezuelo de centeno. Debido a los efectos perjudiciales de estas micotoxinas, se han desarrollado varias estrategias para reducir el riesgo de exposición. Estos incluyen la degradación, destrucción, inactivación o eliminación de micotoxinas a través de métodos químicos, físicos y biológicos. Sin embargo, los resultados obtenidos con estos métodos no han sido óptimos, ya que pueden cambiar las características organolépticas y los valores nutricionales de los alimentos. Otra estrategia alternativa para prevenir o reducir los efectos tóxicos de las micotoxinas es mediante la aplicación de agentes antimutagénicos. Estas sustancias actúan según varios mecanismos extracelulares o intracelulares, con el objetivo principal de evitar la interacción de las micotoxinas con el ADN; Como consecuencia de su acción, estos agentes inhibirıan la mutagénesis y la carcinogénesis. Este artículo revisa las principales estrategias utilizadas para el control de AFB1 y ocratoxina A y contiene un análisis de algunas sustancias antigenotóxicas que reducen el daño al ADN causado por estas micotoxinas.
Descripción:
Mycotoxins are produced mainly by the mycelial structure of filamentous fungi, or more specifically, molds. These secondary metabolites are synthesized during the end of the exponential growth phase and appear to have no biochemical significance in fungal growth and development. The contamination of foods and feeds with mycotoxins is a significant problem for the adverse effects on humans, animals, and crops that result in illnesses and economic losses. The toxic effect of the ingestion of mycotoxins in humans and animals depends on a number of factors including intake levels, duration of exposure, toxin species, mechanisms of action, metabolism, and defense mechanisms. In general, the consumption of contaminated food and feed with mycotoxin induces to neurotoxic, immunosuppressive, teratogenic, mutagenic, and carcinogenic effect in humans and/or animals. The most significant mycotoxins in terms of public health and agronomic perspective include the aflatoxins, ochratoxin A (OTA), trichothecenes, fumonisins, patulin, and the ergot alkaloids. Due to the detrimental effects of these mycotoxins, several strategies have been developed in order to reduce the risk of exposure. These include the degradation, destruction, inactivation or removal of mycotoxins through chemical, physical and biological methods. However, the results obtained with these methods have not been optimal, because they may change the organoleptic characteristics and nutritional values of food. Another alternative strategy to prevent or reduce the toxic effects of mycotoxins is by applying antimutagenic agents. These substances act according to several extra- or intracellular mechanisms, their main goal being to avoid the interaction of mycotoxins with DNA; as a consequence of their action, these agents would inhibit mutagenesis and carcinogenesis. This article reviews the main strategies used to control AFB1 and ochratoxin A and contains an analysis of some antigenotoxic substances that reduce the DNA damage caused by these mycotoxins.