Resumen:
La relación del hombre con la marihuana es milenaria. Los colonizadores la
trajeron junto con variedad de alimentos, animales, plantas y semillas. En pocos
años pasó de cultivo deseable para uso textil a problema de “embriaguez” para
los misioneros que llegaron a territorio de la Nueva España. Con el tiempo su
imagen empeoró en el seno de la sociedad mexicana hasta convertirse en un
asunto en materia jurídica y de salud con un estatus de planta ilegal, aunque en
la actualidad tal ilegalidad se encuentra a discusión.
A pesar de los controles internacionales y nacionales de los que ha sido objeto
la marihuana reflejados en leyes y normas debido a su uso generalizado como
droga, familias campesinas que habitan en localidades rurales del país —la
mayoría ubicadas en la Costa Pacífico y Sierra Madre Occidental— han
construido una estrecha vinculación con la planta que ha configurado
cotidianidades, roles, prácticas sociales y culturales, comportamientos,
valoraciones, formas de ser y hacer en la vida diaria.
El objetivo de esta tesis es comprender las relaciones entre campesinos y
marihuana, los roles que se han configurado, la organización y las cotidianidades
que tiene como eje el cultivo-venta de la planta en la Microrregión Sureste de La
Yesca, Nayarit.
La metodología consistió en investigación cualitativa en la que se realizaron
entrevistas semiestructuradas y observación participante durante algunos meses
de 2019, 2020 y 2021 en localidades de la Microrregión Sureste del municipio de
La Yesca, Nayarit. Se encontró que la marihuana es un cultivo que se inserta en
la vida cotidiana de las familias campesinas como una estrategia adaptativa y
medio de vida, el cual ha configurado roles y cotidianidades destacando entre
ellas el trabajo familiar, la religión, valores, economía, agricultura, saber hacer,
redes vecinales, entre otros.