Resumen:
A manera de justificación, la elección del tema principal a estudio, como lo es la figura del arraigo, comprende diversas variantes, la principal, si dicha figura procesal guarda compatibilidad con las garantías de debido proceso y de presunción de inocencia, establecidas ambas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los Tratados Internacionales suscritos por México, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -suscrito el 16 de Diciembre de 1966 en Nueva York, Estados Unidos de América (E.U.A.)-, al cual se vinculo México el 23 de Marzo de 1976, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), entre otros, o si, por el contrario, a pesar de su incompatibilidad con los referidos derechos fundamentales, se justifica su uso en aras de una eficiente procuración de justicia, como ha sido una constante en los últimos 20 años, al insertarse como una política criminal manejada por el Gobierno Mexicano, primigeniamente en la Legislación Procesal Penal de la Federación, y con posterioridad, elevada a rango constitucional mediante reforma del dieciocho de junio del año 2008, donde evidenciaron la necesidad de una procuración de justicia eficiente ante el cumulo de hechos delictivos y la falta de técnicas de investigación y persecución de delitos por la autoridad encargada de dicha tarea.
Descripción:
By way of justification, the choice of the main topic to be studied, such as the figure of the roots, includes several variants, the main one, if this procedural figure is compatible with the guarantees of due process and presumption of innocence, both established in the Political Constitution of the United Mexican States, in the International Treaties signed by Mexico, such as the International Covenant on Civil and Political Rights -signed on December 16, 1966 in New York, United States of America (U.S.A.).), to which Mexico was bound on March 23, 1976, the American Convention on Human Rights (Pact of San José), among others, or if, on the contrary, despite its incompatibility with the aforementioned fundamental rights, its use is justified for the sake of an efficient procuration of justice, as has been a constant in the last 20 years, by inserting itself as a criminal policy managed by the Mexican Government, In the first place, in the Criminal Procedure Legislation of the Federation, and subsequently, elevated to constitutional rank by means of the reform of June 18, 2008, where they demonstrated the need for an efficient procuration of justice in the face of the accumulation of criminal acts and the lack of techniques for investigation and prosecution of crimes by the authority in charge of such task.